Por Diego Zúñiga Contreras
Un día de noviembre de 2007 sonó el teléfono de mi casa. Alejandro Agostinelli estaba al otro lado de la línea. Durante la noche el periodista argentino había cruzado la cordillera de los Andes en bus para llegar a Santiago en un viaje relámpago, cuyos objetivos principales eran ambiciosos: entrevistar en el sur de Chile a Armando Valdés y en las afueras de Santiago a Pablo Kittl. Alejandro estaba, en ese preciso momento, haciendo el trabajo de campo que daría forma a “Invasores”, su primer libro. También quería ver si tenía algo de suerte con Juan Carlos Peccinetti, el escurridizo protagonista de un caso OVNI ocurrido en Mendoza que, tras tener problemas con la justicia argentina, vivió en Chile un tiempo (donde también tuvo problemas con la justicia, dicho sea de paso). Seguir leyendo